viernes, 18 de enero de 2013

Depresión

Te conozco. Te conozco perfectamente.
Sé a qué huelen tus noches amargas. Sé distinguirte bajo el frío de las sábanas. Reconozco a la perfección el color de mis pupilas cuando estan sedientas de ánimo.
Y no te voy a dejar.
No.
No te voy a permitir que de nuevo te apoderes de mi serenidad.
No pienso consentir que tus garras sanguinarias hagan presa de mi.
No estoy dispuesta a rendirme sin luchar contra tu furia despiadada.
Esta vez estoy preparada. Esta vez tengo armas suficientes escondidas bajo la almohada, para decirte que te vayas. Esta vez no voy a dejar siquiera que termines de salir de esa guarida maldita a la que te envié la última vez.
Aprendí a luchar. Aprendí que la técnica para que no crezcas como el infernal monstruo que eres, es no dejarte siquiera acercarte a mi corazón herido. Aprendí que son el temperamento templado, la racionalidad y la calma las únicas armas capaces de vencerte. Ahora sé que conoces mis puntos débiles, que sabes que mi sensibilidad es tu mejor balsa contra mis defensas.
Sí. Soy un mar. Un mar lleno de corrientes que fluyen sin control posible ni concierto. Y es ahí donde radica tu fuerza, capaz de penetrar hasta las profundidades de mis secretos marinos a base de colocar muros con los que se estampen mis olas intrépidas.
Pero ya soy consciente de ello. Lo soy más que nunca. Y mi fuerza está lista para apoyarme y soportar el dolor día y noche hasta que desaparezca el olor a ti, ese que ha inundado mis noches. Porque no te quiero, porque te detesto, porque no eres más que un monstruo camuflado de melancólica inspiración que al mínimo descuido de mis desvelos teñirá de negro hasta el último átomo de mi alma.
Sí. Lo sé. De nuevo ha comenzado la guerra. La guerra contra ti, corazon, que siempre te equivocas. Una guerra que pienso librar sola contra ti. Frente a frente. Cuerpo a cuerpo. Pero ten por seguro que todos mis años de agonía son suficiente motivo para estar absolutamente segura de mi victoria. Porque aún conservo cicatrices y no pienso permitir que los cuchillos de tu incomprensión vuelvan a rozar siquiera mi débil estructura.
Esta guerra, corazon, sólo puedo ganarla yo...

1 comentario:

trasto dijo...

"De nuevo ha comenzado la guerra. La guerra contra ti, corazon, que siempre te equivocas."

Confio, y estoy seguro de que esta vez tu corazón no se ha equivocado. Y recuerda, esta vez, tienes otro de repuesto. El mio.